miércoles, 23 de marzo de 2011

El Gadafi venezolano

VenePirámides
Nuestro colaborador Hefesto Hefesto nos trae un reflexivo artículo, reflexionando sobre eventos de la actualidad y algunos de los más reconocidos pensadores de la política patria y extranjera. No dejen de leerlo:

No me ocupo de temas tan controversiales como los que hemos estado viviendo en el mundo las últimas semanas, pero en honor al SENTIDO COMUN que debe prevalecer entre los seres humanos que respetamos y de alguna u otra forma protegemos la libertad individual y colectiva, debo dar mi punto de vista al respecto.

El pensamiento de Simón Bolívar pertenece a una época para nosotros desaparecida y no es fácil o siquiera posible entenderlo sin reconstruir el contexto ideológico y la realidad social en que operaba con todas las limitaciones, carencias y hasta cierto punto ignorancia sobre aspectos que hoy día son del común entendimiento. El padre de la patria albergo la palabra “Libertad” como símbolo de guerra contra la opresión y desigualdades que reinaban en su época y siguiendo ese objetivo dio su vida a consagrar la Libertad a Venezuela y al resto de los países que hoy día disfrutan de una democracia lograda desde aquellos días.

A 180 años de su muerte y entre muchos de sus pensamientos y discursos, hoy día retumba con mayor fuerza el siguiente: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.”

Pienso que ese miedo del que hablaba Bolívar es el que se ha hecho presente en Libia y que sin duda ha sembrado nuevamente la semilla de Libertad bajo los nuevos tiempos que vivimos. Un miedo que ha lanzado a los ciudadanos a la calle a desafiar el nepotismo que bajo el nombre de revolución del pueblo, ha tratado de oprimir una vez más a poblaciones enteras utilizando para ello la fuerza bruta.

Es así como el término “dictum de Acton”, frase célebre acuñada por el historiador católico británico John Emerich Edward Dalkberg Acton, más conocido como Lord Acton en 1887, debe ocupar necesariamente mi reflexión:

“El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”

Como esperar que ediles y pancistas levante la voz frente a tales abuso de poder, si cada día en nuestro país hacen gala de su inopia y gula que los domina hasta el punto de aplaudir lo que rotundamente debe ser abolido por simple SENTIDO COMUN. Estos seres que bajo su accionar deben autocalificarse como eunucos de pensamiento y acción, no pueden entender el accionar de la comunidad internacional.

Aquellos que apoyan el totalitarismo han dicho que se debe respetar la soberanía de los pueblos. Claro está que para ellos (acostumbrados a un discurso militar) la soberanía la aplica y la administra el que tiene las armas y el poder, calificando todo aquel opuesto al uso indiscriminado de esa fuerza como RATAS, DROGADICTOS, ESCUALIDOS, ETC. Pero cuando un tercero le elimina su ventaja, salen a ponerse sus disfraces de corderos.

Ahora vemos como nuestro GADAFI VENEZOLANO, después de repetir hasta el cansancio que lo suyo es una Revolución Pacifica pero Armada, sale a montarse en una maquina de asfaltado para tapar los huecos de Caracas y a prometer lo que en 12 años no ha podido lograr.

El Mundo ciertamente está cambiando y los países cada vez más ven con cierta inconformidad y repudio los maltratos y excesos que los falsos profetas postrados en el poder han tratado de ocultar o justificar con dinero, negocios y promesas.

“Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir; y al fin no existiría.” Simón Bolívar.

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